sábado, 11 de febrero de 2017

ELENA SOTO




Métrica de la estación oscura



Mientras el lagarto hiberna en las crines del caballo
tú enciendes el fuego de la casa.
Ha llegado la estación oscura de los hielos
y la tierra ya no se puede arar.
Se acorta el día
y las uñas crecen lentas,
se endurecen las ramas del cerezo,
si cavas
verás que llegar al corazón es difícil.

Mientras hiberna la serpiente en la ubre de la vaca
tú recoges bayas encarnadas.
Ha llegado la estación dulce de las madrigueras
y los caminos están desiertos.
El pelo se oscurece y la noche se alarga,
la fuente del jardín se cubre de cristales,
si golpeas
verás que llegar al corazón es difícil.

De la calle del Arcángel con la música en el corazón
Te esperaré hasta el día de la resurrección
sólo por verte aparecer con ese vestido rojo entre la hierba.
Suena la trompeta, vibra la seda
y el ventilador girando como la rueda de la fortuna.
Es un ritmo demasiado alegre para el Juicio Final.

Regresas abatida
cuando los grillos cantan las completas
pareces un alma recién llegada del purgatorio
-aunque digas que vienes de la calle del Arcángel
y que te golpeas el pecho
porque me traes música en el corazón-

Si fueras una gota de sangre entre la lana
una amapola florecida por confusión en los almendros
no me sorprenderías tanto.
Pero es otoño
y el rojo tiñe hasta las plumas de las aves,
si sabes mirarlo,
y entre la hierba
las zorras te han copiado el vestido.
Como tú, vienen de la calle del Arcángel
golpeándose el pecho
con la música en el corazón.


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