Fantasma
Y tener, ¿por qué no?,
un fantasma nocturno
con cuerpo noche a noche renovado,
y el alma tuya, Isabel,
que juega a eternizarse y bebe,
gota a gota,
mi sangre enarenada.
Ser, los dos, entre las zarzas, zarza;
y un grito de materia,
oscuro y renovado,
objetivo y presente.
Ser los dos, entre los vientos, viento;
y carne,
mil veces encontrada, repetida,
entre las almas.
Y que mis sienes cuenten,
entonces,
por los siglos,
las letras de tu nombre;
y que cambie tu piel,
y que tus besos quiten a mi pasado años.
Eternidad en ti,
fantasma apetecido,
quiero ser
mientras te robo aliento.
De: Eternidad es barro
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