Regreso
Volvemos con el peso de la noche
sobre los fardos de la isla.
Apoyado en el puente un rumor de sombras teje la
conversación de los espectros.
La espuela de espuma rasga la seda del mar.
Nada vemos sino lo que imaginan las miradas en la
robusta oscuridad, la inmensa oscuridad en agonía.
¿Con qué lengua hablamos? (También los signos son
impuros)
¿De qué hablamos en la noche poblada de testigos?
Algunos parten sobre la levedad de una tentativa,
contra la ferocidad de los elementos,
Y caen en el pozo del veneno, tragados por ese mar
donde otros son los piratas.
¿Y qué nos arrastra en este regreso?
Remamos hacia el piélago de amargura con las velas
desplegadas.
¿Nos alimenta el morbo? Atestiguamos cómo colocan
una piedra en los aljibes del hambre.
Y a media voz evocamos los años de epopeya cuando
se acariciaban los frutos
dorados de la Utopía.
Entonces en la navegación de esas aguas el buzo sacaba
de las profundidades sirenas
de pechos turgentes o perlas de marfil o los
colores del arco iris.
¿Por qué en lugar de aire y sol construyeron ruinas?
¿Podrían acaso ellos adivinar o preguntar por su destino
en voz alta?
El inventario de quebrantos y penurias quedó inscrito en
los informes del alba.
Las aljabas han quedado vacías.
Los dardos fueron certeros en el corazón y el sueño:
no cazaban insectos.
Esos rudos hombres dormían sobre las espaldas del
verdugo después de elaborar la
oscura miel de la reeducación.
Para ellos la historia cayó como lluvia de ácido que
come el más duro metal de las
espadas en vilo.
No invoquemos sólo sus nombres para edificar el
pabellón de las víctimas,
Busquemos dar algo más que no sea sólo piedad.
Está
la isla durmiendo
sobre la vigilia de las aguas.
El barco navega con el silencio del cisne.
sobre la vigilia de las aguas.
El barco navega con el silencio del cisne.
De: “Pasajero de sombras”
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