Oh Dios
[Odio
casi
como quiero.]
Odio
que llueva
y que
el sol evapore los charcos
y el
calor seque mi cuerpo
sin
dejar espacio al frío.
Odio
alimentarme de restos
de
todo lo que fue:
moribundos,
insaciables,
apenas
laten pero resuenan como vivos.
Odio
el frío:
solo
es una excusa
para
llamar a tu abrazo,
odio
llorar
sin
poder contártelo
-como
quien se masturba
en
soledad
y sin
fantasmas-,
odio
dormir por inercia
y no
por agotamiento.
Odio
mi
falta de presencia ante los destellos,
esta
incapacidad mía
al
intentar atrapar las estrellas fugaces
y
obligarlas a quedarse,
repeler
todo
aquello que signifique abrazarme
por
si me daña.
Odio
poder
decidir sobre mi muerte
mientras
la vida aparece y desaparece
cuando
le da la puta gana.
Odio
desconocerme
cuando recupero mi pasado
-estoy
hecha
de un
bucle que rechazo y repito-.
Odio
tanto
que
no sé odiar.
[Odio
muchas
cosas.
Pero
a ti no podría odiarte.
Porque
odio
casi
como quiero.
Y
contigo
siempre
he sido
a
doble
o
nada.]
Es una controversia de la vida, pero a veces odiamos lo que más amamos......
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