Cásida XVI
¡Por el
ramo oloroso cuyo perfume cura al enfermo;
alientos
ungidos, dulce aroma!
Con él
me señalan los dedos suaves
de una
joven esbelta, sus ojos oscurecidos con colirio de magia.
Espléndida
belleza hecha de amor asciende entre sus ramas,
enferma
con almizcle de radiantes virtudes.
Cuando
ofrece jazmines con su mano,
recibo
estrellas luminosas de mano de la luna.
Tiene
virtudes dulces en un hermoso cuerpo,
una
elegancia como fragante perfume o aroma de vino,
y
consuela mi alma con una plática que me da contento
como
los deseos y la unión que siguen a la ausencia.
—Ibn Zaydún (m. 463 h / 1070 n.e.) Córdoba
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