jueves, 6 de septiembre de 2018

ARISTÓTELES ESPAÑA





Llegada



Bajamos de la barcaza con las manos en alto
a una playa triste y desconocida.
La primavera cerraba sus puertas,
el viento nocturno sacudió de pronto
         mi cabeza rapada
         el silencio
esa larga fila de Confinados
que subia a los camiones de la Armada Nacional
                   marchando
cerca de las doce de la noche del once de septiembre
de mil novecientos setenta y tres en Isla Dawson
Viajamos
por un camino pantanoso que me pareció
una larga carretera con destino a la muerte.
Un camino con piedras y soldados.
El ruido del motor es una carcajada,
mi abrigo café tiene barro y bencina:
         nos rodean
         bajamos del camión
uno        dos       tres                 kilómetros
         cerca
         del
         mar
         y
         de
         la
         nada,
¿Qué será de Chile a esta hora?
¿Veremos el sol mañana?
Se escutan voces de mando y entramos a un callejón
esquizofrénico que nos lleva al Campo de Concentración,
se encienden focos amarillos a nuestro paso,
las ventanas de la vida se abren y se cierran.




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