Hay ovejas y ovejas
Las
que comen de cualquier pastizal
y
duermen con una sonrisa de satisfacción
en
los potreros.
Las
que caminan ciegamente
por
los caminos acostumbrados.
Las
que beben despreocupadas
en
los arroyos.
Las
que no trepan por pendientes peligrosas.
Esas
van a dar lana abundante
en
las esquilas
y
serán sabrosas invitadas
en
las fiestas de fin de año.
Hay
también
las
que tuercen las patas
buscando
campos de margaritas
y
se quedan horas y horas
contemplando
los barrancos.
Esas
balan toda la gran noche de su vida
encogidas
de miedo.
Y
hay, por fin,
las
malas ovejas descarriadas.
Para
ellas y por ellas
son
las escondidas raíces
y
los mejores y más deliciosos pastos.
De: “Canto de una oveja del
rebaño”
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