Homónima
La ciudad es homónima a la
casa. Se asemejan incluso en el durísimo suelo que las fragua, en el olor a
insecticida: capa del ambiente. A las dos las bautizaron un día que llovieron
astros como puñaladas, un día que un dios subió a la tierra para ahuyentar
zopilotes. Se asemejan porque siempre hay toque de queda, y apenas suena la
trompeta, se sacuden las sábanas, tiembla el sueño.
La ciudad es homónima a la
casa, el nombre es lo de menos.
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