El alto cedro
El alto cedro se desprende
en ramas heridas, ramas desvaneciendo entre savia, ramas ardientes, madera
astillada y hueca, vacía su médula por el fuego. Incisivo. El alto cedro posee
entre sus ramas un águila, o tal vez un nido de águila; el recuerdo del águila
y su nido, el vuelo más alto del águila. No el águila. Posee en la claridad de
su brillo, de su incendio —en su propio corazón que arde en cientos de lascas—
los rayos del sol, el resplandor del sol, las tribulaciones del recuerdo. El
águila madura —en vuelo— alegre en su disolución. Entre el querer y el deseo
arde ella, arde en el alto cedro, arde embelesada. En el alto cedro, en el
abismo —entre recuerdos— como vuelo de águila. Como en un nido. Arde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario