A
Ajmátova
¡Musa
de los llantos, la más bella de las musas!
¡Cómplice
arrebatada a la blanca noche en que naciste!
Proyectas
sobre Rusia tu sombrío tormento
Y
tu aguda queja nos perfora como un tiro.
Nos
apartamos gimiendo, y ese ¡Ah!
Salido
de mil bocas te da vida, ¡Ana
Ajmátova!
tu nombre que sólo es un largo suspiro
Cae
en este inmenso abismo que nada nombra.
Al
pisar la tierra que pisas, al caminar
Bajo
el mismo cielo, ¡llevamos una corona!
Y
aquél a quien hieres a muerte en tu camino
Descansa
inmortal en su lecho de muerte.
Mi
ciudad resuena, las cúpulas cintilan,
Un
ciego errante pasa alabando al Señor...
Y
yo te ofrezco mi pueblo donde suenan las campanas,
Ajmátova,
y te doy también mi corazón.
Moscú, 19 de junio de 1916
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