Recuerda tocar las ramas de los árboles
Son
extrañas las cosas que parecen plantas.
John
Ashbery
Ven
y acompáñanos esta mañana
que
pasa del frío a la llovizna.
Cuando
despierte, ella ya no estará a mi lado.
Acércate
y miremos el árbol de manzana,
el
color rojo parece navegar entre la niebla
aunque
las ramas están estáticas
como
todo lo demás en la aldea.
Escucha
el paso de nuestro asno
sobre
el empedrado que va en busca de hierba.
Tengo
la sensación de caer y caer
en
partes minúsculas de agua
sobre
el techo de paja de las casas
y
filtrarme hundiendo el tumbado de lona
como
si fuese un lienzo en el que dibujo
los
bordes de la humedad que oculta la penumbra.
Cuando
descendimos la colina ella tropezó,
la
leche se perdió en el paisaje rocoso.
Tan
pálida y rendida estaba
como las ramificaciones
como las ramificaciones
que
se extienden para ser leña.
Veo
en su imagen la frescura de la flor de naranjo,
te
lo dije, palpaba con sus pequeñas manos
tratando
de encontrar restos de leche
como
si reconociera el entumecimiento de las rocas, quizá.
Se
ha ido, ¿con quién miraré
la telaraña extendida entre los matorrales?
la telaraña extendida entre los matorrales?
Ahora
que puedo sentarme en la litera de la cama,
¿con
quién imitaré a los mirlos
cuando quiera distraer el hambre?
cuando quiera distraer el hambre?
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