Pura piedra
Cuando
te enteraste de lo mucho que te quiero
y
supiste el lugar que ocupas en mi corazón,
y
cómo me dejaba arrastrar por el amor, sumisa,
yo,
que a nadie más que a ti consentí que me arrastrara,
te
alegraste de que el sufrimiento cubriera mi cuerpo
y
de que el insomnio pintara de negro mis párpados.
Pasa
tus miradas por las líneas de mis cartas
y
verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño
mío: mi corazón se deshace
de
quejarse tanto a un corazón de pura piedra.
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