Transición
Y resurgiré de la piedra
convertida en musa triste
cisne de mármol
efigie de falsa contrición
llevando como única pertenencia
la espuma ácida de mi nombre.
Un día fui esa flor que el lodo vomitó
y renunció a una docena de primaveras.
Me he acomodado tranquilamente
a la miseria del canto de los hombres
al misterioso éxtasis del abandono
a la zozobra de la existencia.
De estatuas siguen llenas las plazas
y navegan las abejas sin ojos.
Las guirnaldas de fiesta
se quedaron para mis días de ingenua.
¡Dichosa Palas Atenea!
que gozó de sabiduría y no de muerte.
Quiero dormir entre flores sin náusea
y resurgiré de la piedra
convertida en musa triste.
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