El zarpazo de Dios
De
un zarpazo Dios te muestra el mundo.
Él lo hace así, como jugando,
y te inocula el veneno de la percepción.
Ya toda la belleza se ofrece ante tus ojos
y el amor posible
y la fe necesaria para que hagas milagros.
Tu piel muta y también tus colmillos
y la caza menor te deja insatisfecho.
Dios con su zarpazo te ha hecho de los suyos
y estás absoluta, tremendamente solo.
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