Cuatro
Yo
te estaré esperando al borde del silencio.
Mis
manos, sin espinas, tendrán olor de alba
tendiéndose
al ocaso con nostalgia punzante.
Y tú
vendrás con la luz en la espalda.
Y
amanecerá de modo inverso,
y
las rosas del viento caerán desorientadas
en
un escorzo tímido de guía equivocado.
Y
todo mi silencio florecerá de extrañas
palabras
olvidadas,
quedándose
mi yo de ahora arrodillado
frente
a mi yo de entonces, trascendente
de
amanecer y estrella.
Y
toda la distancia en la mano de un niño
será
un pájaro tibio que se duerme.
Y
este tu yo de ahora dirá adiós con la mano
a
ese tu yo de entonces, completo como un mundo.
De:
“Mariposa en cenizas”
No hay comentarios:
Publicar un comentario