jueves, 6 de noviembre de 2025

MAURICIO MARQUINA

 

  

Recién abiertas las bocas del deseo

 

 

Recién abiertas las bocas del deseo puro como el agua que conduce la sangre de tus muslos, oh ángel que desde lejos habitáis en mis rodillas como un galope. Creciendo de una raíz sin sombra, donde un jugo jadeante que se absorbe y conduce a un lugar divino, a una flor, a un fruto. Con esa profundidad que no puede justificarse, porque el acercamiento es más profundo que los símbolos. Si nuestro corazón es un ave de fuego que respira su sangre en el mar de otros cuerpos, estamos salvados. Somos uno de los mil rostros del hombre. Ahora respiro por mis oídos y sueño por mi boca y estoy despierto por mi saliva.

 

De: “Las cabezas infinitas”

 

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