viernes, 11 de mayo de 2012

ARMANDO ROA VIAL






Bilis Negra: Amparax Sublingual 2 mm.



Yo pinto el rostro humano,
aunque los rasgos no digan nada.
Sobre el caballete de la enfermedad
la tela se desgarra ante el trazo que tiembla.
Mi primer plano es la falta de plano,
la deserción de las ensambladuras,
figuras fatigadas que rehusan la caricia del pincel,
fervorosa amargura de un puñado de colores
que buscan deponer la monarquía del cuerpo
prolongada en la pintura:
rastro sin rostro
rostro sin rastro
a resguardo del cualquier patrimonio hereditario,
costumbre inveterada de un hombre vulnerable
que ignora en la muerte y su abrazo engañoso
–un signo lingüistico del cuerpo-
el presentimiento de órdenes nuevos.
Yo pinto el rostro humano
en imágenes raudas y vacías,
en trazos indecisos donde hay gritos sin bocas
u ojos sin párpados; lloviznando astros extinguidos
para una noche que no madruga
en la aurora anochecida del poema.
Yo pinto el rostro humano
para salvar la palabra amor: saliva hambrienta
en un audaz contrabando de bocas.
Me afano en este oficio
como quien busca descalzo el zapato a esa huella
de lo que nunca queda en pie.


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