sábado, 16 de marzo de 2013

ALEJANDRO CERDA





Peregrinar



Mi perro se convierte en lo que sueña
y lleva puesto mi rostro en su rostro
para peregrinar hasta el árbol
más distante de la lluvia.
Espera largamente el aullido
de mi boca en su boca
y derrama su cuerpo
en mi cuerpo
para exorcizar su ofrenda.
Duermen sus ojos en mis ojos
y confunde mi nombre con su nombre,
se pierde en mi espejo
para que yo pueda encontrarme en el suyo.
Asemeja su vida en mi vida
y desaparece su muerte con mi muerte.
Convoca su perdón con el mío
y regresa mi sueño a su sueño.
Retoma su edad en mis años
y hunde sus pasos
donde ya no llegan los míos.

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