domingo, 5 de mayo de 2013

ELENA TAMARGO





La boca



Esa boca sobre mi blusa blanca
mi alarma, mi vigilia
esa boca de pan
la boca mía
¿acaso está llamándome?
Ella tiene su paso
se pregunta ¿aquí qué había antes?
sabe cruzar el agua clara de otra tarde
como si allí la vida no fuera tan escasa.
Como la dulce uva del carrillón busca sus calles,
busca su cielo, su aljibe, su coro de quejidos
y va luego otra vez hasta la franja.
Esto ocurrió en una ciudad sin puerto
-la mina de dos almas-
allí viví, ciudad graciosa,
intermedia en los aires,
-¿sólo vive quien besa?-
Oh, boca, boca, boca
has llegado a tu pueblo, aquí sigue tu calle sin bombillo,
tu ventana entreabierta, tu pájaro esperándote.
Boca diciendo la ele de mi nombre
-¿es boca de libélula?-
boca que halla los agrios del lenguaje,
boca llena de migas, de negros espirituales,
dame saliva,
un membrillo maduro,
dame, mi amor, lo que tu boca quiera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario