Los
perros
Estoy
llena de perros.
Tienen
grandes cabezas y cabezas oscuras, todas llenas de dientes,
hambre
todas. Estoy llena de perros,
preñada
hasta las cejas de perros con cadenas,
pero
no me dan miedo. Soy hectáreas y hectáreas de docilidad para la espuma
contagiosa.
Y me retumban.
Un
océano de perros mariachis de perfil ladrándole
a
la luna aquí en mi útero.
Yo
les grito: SIT !
Y
ellos ladran peor, porque tal vez les va la muerte
en
ello. Le ladran a la luna, pero la luna sana está escribiéndose
por
el otro hemisferio del dolor. Luego les grito:
¡Lorca!
Pero
no. Tampoco. Ladra que te ladra.
Y
me miran
con
los ojos tapiados por la rabia,
como
diciéndome: es la sangre. Como diciéndome:
quiérenos,
o te muerdo.
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