lunes, 16 de junio de 2014

EFRAÍN BARQUERO


 

Puertas de China

 

Extranjero, detente en mis murallas
contengo tantos muertos que entera soy de cal y espinas
mi tempestad será de cenizas extinguidas hace siglos
te quemaré como al caballo de la estepa.
Sarmentosa soy como la más pura claridad
fiera como un terrible leprosario
no verás mi desnudez que el viento cuida
conmigo dormirás sin conocerme
en mis rodillas dormirás el sueño devastado del invierno
oirás sólo el tifón
el puñado de los huesos enemigos que en mí no encuentran el reposo.
Para tí seré ausencia de raíces
un río turbio, un fruto descarnado
en mi manto hay un tambor que batiré por ti mientras existas
hueso contra hueso morderás el arroz podrido del esclavo.
Olvidarán los hijos y los padres
todo aquel que en mi pecho exprimido se formó
en ti seré siempre este fragor del tifón en las estepas milenarias
la sequedad, el frío de mis uñas
el coro de mi hambriento en tus oídos.
En el hombre encontrarás refugio
en el templo hallarás el aire que te niego
junto a Buda la oscuridad de mi memoria
de mí saldrás como has venido
no verás sino mi anchura inabarcable
no tendrás otra cosa que el silencio.

 

 

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