sábado, 9 de enero de 2016

DIANA DEL ÁNGEL




Vendedora de flores



Quisiera tender como ella
un puesto sobre la calle sucia y sonora,
sumergir las flores en agua, misteriosa,
salpicarlas de rocío.
Rimar pino con margaritas diáfanas,
alhelíes naranjas con amarillos claveles,
blancas azucenas con gladiolos rojos,
astromelias de la selva con simples nubes,
conciliar las espinas de la rosa con delicadas gardenias,
y atarlas suavemente con un cordón
provisto por el acaso.
Transformarme, como ella,
bajo la falda de lana cruda y la blusa percudida
en el vértice de un abanico fragante,
en hacedora de ofrendas, de perdones,
de te quieros vegetales, hacedora
sin prisas, ni modelos.



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