Promesa
del día muerto
El
día congela mis párpados ante la espera
pero
la mañana no nos besa las manos
ni
traza con firmeza sus líneas
y una
luz no se instala en nosotros
con
voz propia mostrándonos el camino,
y un
grito no traspasa el instante del abandono
de
todo lo que habita y nació muerto entre nosotros
Pues
donde había corazón
sólo
una piel que se resiste a tomar forma,
y la
complicidad del silencio
extendió
sus dominios
con
raíces oscuras,
y
nosotros
contemplando
la lluvia
cuando
ciegamente creíamos en el cielo azul de esta mañana.
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