La
balada de los hombres hambrientos
Los
hombres hambrientos tienen oro
casas
con retretes de mármol
y
vestidos suntuosos
Pero
no pueden matar el hambre y la sed
del
tigre de sus ojos
Los
hombres hambrientos son
en
alguna forma hermosos
Por
una magia mortal y execrable
sus
oídos se han vuelto sordos
Pero
los hombres hambrientos simulan oír
y
pagan bien a los cantores
Pregonan
una extraña desesperación
han
perdido el recuerdo de los humanos olores
caminan
para buscar un aroma imbuscable
el de
los tallos de las flores muertas y de los pétalos podridos
el
olor que al mismo tiempo es
el
olor de la muerte y el olor del nacer
Se
cubre de moho el corazón
de
estos hombres hambrientos
Se
entrecruzan a la deriva No se ven Son muchos en movimiento
Sus
mujeres lavadas en agua de caros perfumes sintéticos
adustas
acechan también
aquel
olor que alcanza los huesos
Si
levantan las cabezas hacia cosas más altas
no
distinguen otra cosa que el viento
Remeros
esclavos en un gran bajel de oro
van
los hombres y mujeres hambrientos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario