domingo, 13 de marzo de 2016

HUMBERTO JARRIN




Destinatario perdido



Va el muerto solo por las calles,
cómo informarle sin que se intimide
cómo decirle sin que se espante
que las paredes ya no son paredes
que los frentes de las casas no son lo que parecen,
y que los aleros no prometen ya ningún alivio
a quien expira sin aliento,
que bajo la luz de los faroles
la sombra que siempre tuvo
ya no tiene quién la arrastre
y que si cruza una ventana
no se podrá ver en sus cristales,
cómo decirle que a las puertas
les han cambiado de dirección
que no hay placas ni números
donde puedan arrimarse los correos,
que lleva en los bolsillos monedas falsas
y una cédula ya sin trámites,
que si nadie lo saluda
deje de suponer una componenda
o que todo mundo se volvió contra él,
que la simple verdad que busca
golpeándose como mosca entre los vidrios
chocándose contra un poste porque sí,
topándose contra cosas
que nunca antes estuvieron allí,
ha sido suspendida, dada de baja,
que no espere que alguien le confirme
su tragedia personal
que ante los demás es un suceso baladí
que no vale la pena,
como tampoco vale la pena
que ande como un alma en pena
por un sitio y un lugar
donde ya no hay nada por hacer
y del que tiene que partir.
  

De: Brevario de amor oscuro.





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