Verano
en la Plaza del Pópulo
Encinas,
pinos y palmeras
saben revueltos hacia el Pincio
rampas, estatuas, fuentes,
jeroglíficos, prismas,
arcadas triples, balaustradas dobles
y un cielo de palomas y vencejos.
saben revueltos hacia el Pincio
rampas, estatuas, fuentes,
jeroglíficos, prismas,
arcadas triples, balaustradas dobles
y un cielo de palomas y vencejos.
Qué
libertad la del verano,
qué orden de líneas puras,
de aristas limpias, de pilastras fuertes
y de cupulas sólidas.
qué orden de líneas puras,
de aristas limpias, de pilastras fuertes
y de cupulas sólidas.
El
aire
invade la ciudad por la puerta del Pópulo
y hay una estrella fija de ocho puntas
y lápidas y conchas y linternas
y escudos de armas.
invade la ciudad por la puerta del Pópulo
y hay una estrella fija de ocho puntas
y lápidas y conchas y linternas
y escudos de armas.
Todo
intacto,
resiste al trote de la muchedumbre,
a la onda expansiva de los cines,
a la insolencia del presente
putrefacto y decrépito.
Uan alud de pancartas
anuncia los rigores del otoño.
En la botica oscura se prepara
la entrada de los bárbaros.
Arden las últimas orgías.
La plebe pide ácido y bencina.
el pescado arroja al Tíber
las llaves de la Historia.
resiste al trote de la muchedumbre,
a la onda expansiva de los cines,
a la insolencia del presente
putrefacto y decrépito.
Uan alud de pancartas
anuncia los rigores del otoño.
En la botica oscura se prepara
la entrada de los bárbaros.
Arden las últimas orgías.
La plebe pide ácido y bencina.
el pescado arroja al Tíber
las llaves de la Historia.
Pero
no, que es verano,
el aire libre llena
los antiguos pulmones de las plazas
y salva a la ciudad de morir por asfixia.
Aún suenan las campanas del cielo de Roma.
el aire libre llena
los antiguos pulmones de las plazas
y salva a la ciudad de morir por asfixia.
Aún suenan las campanas del cielo de Roma.
(Aire de Roma andaluza)
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