domingo, 12 de junio de 2016

ESTHER GIMÉNEZ




Después del examen



Y contigo aprendí
el vuelo con motor de los vencejos,
la urbanidad precisa
de un gorrión
y su descuido espía.

La distinción de estimas y de aprecios;
a plancharle la ropa
a la pasión
y dónde se coloca.

Y también aprendí
los nombres en el nombre del silencio.
y que hay que darle gusto
al profesor
lo mismo que al alumno.



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