perfil
El que
mira percutir al hombre
su
teclado
no
sabe nada.
Ve
los movimientos de los dedos
y los
brazos
la
espalda algo encorvada
anteojos
que resbalan
por
la pendiente de la nariz
algún
sudor.
El
que mira controla su reloj
y el
tiempo pasa
igual
que siempre
hasta
un poco más lentamente.
El
hombre que percute las teclas
no
advierte la figura
que
forma
ni le
importan el sudor
o el
cansancio.
Su
tiempo no existe
en
los términos corrientes.
El
hombre que teclea sin cesar
no
sabe nada más
que
lo que hace
debe
hacerse.
Y
termina feliz su jornada
nunca
satisfecho.
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