La voz
La
voz, orillada
como una lanza lejos de la contienda,
tañido apenas
sobre el fluir del tiempo,
dialoga con la muerte.
En cada advenimiento de dolor
se funda.
Pero nada es violencia,
es sólo un lento sacrilegio
que no toca los límites.
como una lanza lejos de la contienda,
tañido apenas
sobre el fluir del tiempo,
dialoga con la muerte.
En cada advenimiento de dolor
se funda.
Pero nada es violencia,
es sólo un lento sacrilegio
que no toca los límites.
La
voz, irisada
en su propio templo se mitiga,
se posa al fondo,
diluye su resonancia antes del canto
por ese desafío
que todo lo cicatriza antes de la expiación.
en su propio templo se mitiga,
se posa al fondo,
diluye su resonancia antes del canto
por ese desafío
que todo lo cicatriza antes de la expiación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario