Ars legendi
Sobre
la mesa de luz se me han ido juntando
los
libros que leí desde un año a esta parte.
Ya
está cerca la Navidad y puedo
borronear
mis memorias. –Más que mis ojos, las páginas
delatan
mis pasiones, mis proyectos inconclusos,
el
pavor a la nada de mis noches–.
Lectura,
mi amor primero: si yo hubiese guardado
año
tras año esos títulos, hoy podría escribir
mi
exacta autobiografía –mucho más elocuente
que
los premios y ediciones que anoto con pudor
en
las solapas de mis propios libros–.
Ahora
que vuelvo a verlos, desde abajo hacia arriba,
pienso
en Rilke una mañana de invierno en la estación,
la
historia de la lengua en el inicio
de
otro ciclo lectivo, los poetas españoles
del
próximo seminario:
todo
lo que la muerte
como
una fría empleada doméstica,
acomodará
por fin un día en los estantes.
De: “Ojalá el tiempo tan sólo fuera lo que
se ama”
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