Los ojos verdes de mi helénica
La
realidad es apariencia y simulacro
disfraz
y hechicería
una
farsa en la escena del sentido y la razón.
Las
tuberías ya no llevan esperma a la vagina
de la
Gorgona
sólo
piedras y cascajos
para
la infecunda matriz que se marchita.
Una
catacumba en el espacio de la sombra y la pupila.
Alejandro
llora a Hefestión y rapa su cabeza
en
una página de Plutarco
mientras
un halcón revolotea con maestría y
se
inquieta con el anonimato
o con
los relinchos de los caballos en una película
de
Vajda.
El
dominio adyacente es entre el dogma y la patraña
o la
nulidad y el absurdo.
Li Po
borracho
se
ahoga nuevamente en el río Azul
tratando
de alcanzar un reflejo de la luna
tal
si fuera una doncella desnuda
que
irradiaba el resplandor de su cuerpo en el agua.
Una
mazmorra en el territorio de la oscuridad y el abandono.
Un
paseo en bicicleta por la Vía Dolorosa.
un
telescopio de cristal para observar los agujeros negros
de la
Vía Láctea.
Los
ojos verdes de mi helénica
que
un día jueves dejó de amarme.
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