lunes, 10 de julio de 2017

DIONICIO MORALES




Señales



VI
Eras toda la luz reunida
en un vaso de obsidiana.
Cuerpo a cuerpo: espejo perfecto.

Puse mi mano
sobre tu desnudez
y se hizo noche.

Dios, momentáneamente,
quedó ciego
y fuimos uno, dos, tres,
ay, tantos fuimos.

Al amanecer
quedamos huérfanos del mundo.

Y todos los días,
como la vida,
empezamos a partir de cero.


De: Inscripciones y señales



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