Señales
VI
Eras toda la luz reunida
en un vaso de obsidiana.
Cuerpo a cuerpo: espejo perfecto.
Puse mi mano
sobre tu desnudez
y se hizo noche.
Dios, momentáneamente,
quedó ciego
y fuimos uno, dos, tres,
ay, tantos fuimos.
Al amanecer
quedamos huérfanos del mundo.
Y todos los días,
como la vida,
empezamos a partir de cero.
Eras toda la luz reunida
en un vaso de obsidiana.
Cuerpo a cuerpo: espejo perfecto.
Puse mi mano
sobre tu desnudez
y se hizo noche.
Dios, momentáneamente,
quedó ciego
y fuimos uno, dos, tres,
ay, tantos fuimos.
Al amanecer
quedamos huérfanos del mundo.
Y todos los días,
como la vida,
empezamos a partir de cero.
De: Inscripciones y señales
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