jueves, 21 de diciembre de 2017

LORENA VENTURA





Precisiones de la sombra




A veces dios va dejando charcos
            con los que se despide
verticalmente
de los hombres.

Nostalgias del mar que aquí no recordamos.

Mirada neutra de una lluvia
que no hicimos caer encima nuestro.

Y ese lenguaje nítido que no entendemos
–honduras de una luz imprecisa,
espejos en los que nadie quiere ver su rostro–

es ahora  la palabra de un sólido desastre
que nos llena el corazón de nada,

–un cordero empapado
tiritando en la reja de los huesos.

(Y el polo también es un enorme bache
donde los osos polares deletrean la desgracia:
la difícil alba de quedarse a medio mar
en un naufragio de hielo solitario

–estado sólido de una luz que se derrumba)

Toda lluvia de hoy es un diluvio,
una daga que detiene la alegría en los cristales.

A dios se le acabó la eternidad.



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