Borrar las huellas
Ella
avanza en la casa de la mañana borrando huellas: el roce de los labios sobre
los vasos, la marca de las suelas sobre pisos brillantes, el peso y la
respiración de los cuerpos en las sábanas que se retiran. Luego se mira en el
espejo del cuarto y se limpia la cara con las manos. En la luna serena sólo
esas manos quedan, inmortales, ensayando los gestos que hacen al mundo volver a
su principio.
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