Fulgor en la tormenta
Como
una luz de Herzog
surgiendo
raramente
entre
la niebla.
Como
esa luna iluminando
“El
sueño” de Rousseau,
retraída
en el follaje,
con
tigres encantados
por la
visión de una mujer desnuda.
Así
andaba la luz
en esa
selva mansa,
alambique
elemental,
fulgor
en la tormenta.
Todo
brillaba, el aire mismo,
la
selva, los insectos,
y todo
se desvaneció
como se
fuga el rayo.
Nada
quedó de eso
en todo
este escenario,
no hay
tigres, ni luces, ni doncellas.
Solo
agua que cae sin gracia,
solo el
río que transcurre
piadoso.
No hay
nadie acá
más que
el silencio
fabricando
su escultura imposible
con las
palabras nunca dichas.
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