Chicos cocodrilo
Nunca hemos sido los
guapos del barrio,
siempre hemos sido
una cosa normal
David Summers
Y
llegamos a tener un automóvil. No era un descapotable como el soñado en una
noche mojada. Era un modelo en blanco y negro. Lo pintamos con su propio
brillo.
Desde
el retrovisor de nuestras ansias vimos el mundo. Éramos James Dean en nuestro
mito: nos peinábamos con brillante brillantina a ver si las mujeres nos amaban.
Pero
el automóvil no fue suficiente. Había que encontrar ese aire que nos mueva los
cabellos engominados. Ese halo de niebla que nos pase por la frente y que nos
haga saber que no éramos tan guapos, que no éramos dechados de virtudes. Que
solo éramos nómades del pueblo hebreo y que, antes de encontrar la tierra
nuestra, debíamos hallar a la mujer a la que invitáramos a nuestro automóvil,
mientras el cielo nos encapota con sus lluvias.
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