Sucede
Sucede
que mi carne se deshoja
porque
ella es desde antes mi enemiga.
Morir
o envejecer. La tarde quieta,
la
noche tan callada en mis mejillas,
me
ocurren. Y me ocurre la penumbra
del
corazón. De niña no sabía…
Me
hablaban de muñecas de cristal,
de
la importancia de las blancas cintas
en
el cabello verde, o me llevaban
al
cine. Me contaban las mentiras
que
a ellas les dijeron, y yo, buena
y
sana fui instalada en una esquina
del
tiempo hasta que ahora, a la hora
de
aquel reloj que marca el mediodía,
me
digo, finalmente, que en mi rostro
el
sol se puso ya. Cuán largo día…
No hay comentarios:
Publicar un comentario