Hombre en la sinagoga
Solía
venir aquí en busca de consuelo
cuando
amaba a una mujer que no me quiso.
Y
cuando desoí a quienes me oyeron
y
herí a quienes me amaron,
vine
aquí en busca de perdón.
Un
día estalló el último espejo
y
mi vida fue un peso sin forma
y
aquí volví en busca de Dios.
Dios
calló como siempre
y
entonces descubrí la sinagoga:
sus
sólidas paredes,
el
gratísimo silencio.
la
fresca paz de este recinto en el verano.
y
ya no me fui más.
Afuera
la inclemencia empuja a la fe
y
la fe al vacío.
Aquí
dentro la ausencia de Dios importa poco.
De: “Ciertos hechos”
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