viernes, 18 de septiembre de 2020

DELIA QUIÑONEZ

  

 

 

Orilla redentora




¿Dónde
si no en el beso,
encontraremos la orilla redentora?

Leve espada
anida y combate
compartiendo la savia
que deviene en torrente.

Uva frugal.
Ayuno de antiguas plenitudes.
Agua y jugos
humanamente turbios
          coronan
sin laureles
la puerta vital del paraíso.

Besos de eternidad
          marcando territorios,
colinas,
cavidades.
Antorcha en la balsa.
Lengua y labios
          avanzan
en lúbricas saetas
hasta la vieja orilla
que redime
la irreverente ambigüedad del paraíso.

 

 

 

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