Final
Por
la mañana me inclino, me inclino y me dejo caer. Caigo por la fatiga, el dolor,
el sueño. Soy inculto, nulo. No conozco ninguna cifra, ningún dato, ni nombres
de ríos ni lenguas vivas o muertas. Cosecho ceros en historia y geografía. Si
no fuera por algunos milagros, me perseguirían. Por otra parte he robado los
papeles a un tal J. C. nacido en M. L. el… muerto con 18 años tras una brillante
carrera poética.
Esta
cabellera, este sistema nervioso mal plantado, esta Francia, esta tierra, no me
pertenecen. Me repugnan. Los cancelo mientras sueño de noche.
La
madre no ve más que fuego. La amo. Me lo da. No digáis que la engaño. Como contrapartida
le doy la ilusión de tener un hijo.
He
dejado el paquete. Que me encierren, que me linchen. Que lo entienda quien
quiera: Soy una mentira que siempre dice la verdad.
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