Blancos
de cuello blanco
Trabajamos
en este edificio y somos espantosos
en la luz fluorescente, se sabe, nuestras ropas
despertaron esta mañana y nos tragaron como alhajas
y van los ascensores arriba y abajo, llenos de nosotros,
yendo y volviendo como el rocío de luz que va
alrededor de las salas entre los chalados por el baile.
Mi oficina huele como una teoría, pero aquí se llora
por ver a la bondad del mundo develada
y alzándose con el gobierno de sus labios,
el alfabeto cuajándose en el aire
alrededor de nuestras cabezas. Pero en las flamas de mi vientre
alguien baila, llamándome por muchos nombres secretos y llenos de luz
que se alzan y rompen, y veo mis vidas pasadas.
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