Éxodo
seremos la espera de tu nube,
la guardia a la puerta,
y por la noche buscaremos el fuego de tus labios,
entre el luto y las estrellas,
comiendo en grupo frente al frío,
suspirando el techo,
el pasillo y el canto de nuestros hijos,
sabremos que jamás
hemos de ver tu cuerpo esperado,
tu cuerpo de leche,
tu cuerpo de miel,
tu cuerpo como el mundo de palomas tiernas,
tu cuerpo de espasmo y suspensión
que baja por aquel monte,
como un torrente,
como un rugido,
como la bruma ciega del cansancio y la levadura.
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