Te
dueles y callas
por dentro de ti.
No se nota, piensas.
La miel te devora,
habla por ti detrás del cristal.
No huele, no sabe de tus plumas.
Tú lo interrogas y te retiras
sin esperar respuesta.
Te alejas lentamente por el borde
de esa roca. Y dices adiós con los ojos
De:
“El terco amor”
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