Convento
naranja
suave ilumina
las
mejillas de la virgen del carmen
ella
no ve el sol desde el convento
pero
copian
la huída de la tarde sus mejillas
–naranja
o rosa de castilla– que cabe en el cielo
delante
del pichincha y aquí en san francisco
la
plaza te recuerda
como
la mano de la virgen leve
la
voz que te llama
te
despide
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