Artista callejera 3
Como
si en esto que llamamos vida
hubiese
algún atisbo de verdad,
la
frágil y vivaz titiritera
fue
dejando adjetivos
al
borde del camino
por
los que regresar,
dentro
de un tiempo,
a
orillas del amor.
Pero
ocurrieron demasiados cambios
y
una borrasca roja de septiembre
barrió
el suelo de epítetos.
Tal
vez con otro nombre,
quizá
con otro rostro,
dejó
aquella costumbre de arrojar
escombros
a la orilla del camino
y se
lavó las manos
y
escribió en el zaguán de sus verdades:
cerrado por reforma.
Hoy
acudí a su cita.
Estaba
muy hermosa,
con
un brillo especial en su silencio,
como
si en esto que llamamos muerte
no
siempre hubiese indicios de verdad.
De:
“El arcón de los títeres”.
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