viernes, 2 de mayo de 2025

MELCHOR LÓPEZ

  

 


La sirena

 

 

Era mediodía otra vez. Las plantas colgaban del techo vencidas por el calor. Almanaques, crustáceos y estrellas de mar decoraban las paredes. Hablábamos y llenábamos las copas en espera del almuerzo. Laura dijo: La madre es una señora guapa; la hija, por su piel, por sus gestos, podría ser tu hermana.

La muchacha venía de pescar hermosos peces de encendidas agallas, de vivísimos colores, como también hubiera podido traer conchas o tornasoladas caracolas o las más escondidas y extrañas piedras del fondo. Su piel, sus gestos, quizás, sí, fueran semejantes a los míos, pero yo vi en ella la mirada de la sirena inviolada engastada en sus ojos, pero yo adiviné, además, una brillante hilera de escamas naciéndole bajo el vestido

 

 

De: “Según la luz”.

 

 

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