Guernica
La
república se sale del lienzo,
la poesía se vuelca,
se escribe a sí misma:
ningún lienzo
de tamaño gigante
podrá contener ardiendo
la devastada población;
el caballo agonizante,
ninguna lámpara,
el cielo está cerrado,
las casas en llamas y la mujer
gritando; el toro en las llamas,
la mujer con su hijo muerto,
todos los tintes grises,
brocha gorda, blanco y negro,
tigre de las tinieblas,
el reverso de la pólvora
es una rata de mierda
mordiendo los dedos de traidores;
todo dicho en adjetivos:
la cabeza, el antebrazo,
un guerrero muerto,
26 de abril de 1937,
subjuntivos y presentes,
ojos de puras lágrimas
sobresalen a la calle;
entre el toro y el caballo,
una paloma y una oreja:
estos son los verbos imperativos,
lenguas afiladas:
cuando el desastre, el crimen
quedan quietos, la república,
como un caballo loco,
huye del lienzo.
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