viernes, 11 de julio de 2014

FRANCISCO GONZALO MARÍN


 

Mariposas

 

La pléyade fugaz de alas de oro
surgió de pronto en la callada alcoba.
Y mi madre me dijo:
No te asustes,
son bellas y se llaman mariposas.
Donde hay amor, perfumes, alegría,
besos, arrullos, esperanzas, notas...
donde tiene su trono la inocencia,
altar el bien, la dicha sinagoga;
donde hay luz, y cariños, y poesía;
donde no existe un átomo de sombra,
allí van a formar, amado mío,
nido de luz las raudas mariposas.

Cuando me encorve el peso de los años,
cuando la senda del dolor recorra
y, cansado viajero, sin un triunfo
me tienda a descanzar sobre una fosa,
¡quiera Dios que en la noche de mi cráneo,
vengan a fabricar, madre del alma,
nido de luz aquellas mariposas!

 

 

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