viernes, 30 de diciembre de 2016

FRANCISCO CERVANTES




Espejos embistientes

Ni en la muerte espero dormir 
Álvaro de Campos



Es el agua, amiga,
El agua del insomnio
Que larga, cansadamente se derrama.
Óyela cómo se levanta
Sobre tu alma.
Tú, que aún sollozas entre lienzos,
Que repasas viejos rencores
Con un cuchillo roído por gangrena,
Como el niño que las rejas
De la ventana hace cantar
Con una regla de la escuela.
Pero si tratas de sestear,
Oyes el agua,
El agua, amiga mía,
El agua en que has de ahogar
Tus amores, los desalentados,
Los vestidos y los amantes que tienen otras que tú envidias,
La joya que robaste
Y descubrieron en tu bolsa,
Destinada a ti como regalo ya desde antes,
Pero cuyo presente así evitaste.
Mira los cuadros sombríos que vigilan tus sueños para
    siempre,
En galerías de espejos embistientes
Que nacen de un agua pesada y ronca,
De un agua persistente que se mueve a grandes torbellinos,
Que cuando ya va a ahogarte se retira
Sólo para que le des espacio que invadir
En la esperanza,
¡El agua del insomnio, amiga mía!



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