jueves, 2 de noviembre de 2017

NATALIA MONTOYA CARDONA




A:
Gussy



Impulsas tu lengua blanda y metálica
rompiendo la cerradura de mi boca.
Tu lengua, la llave.
Mi boca, la puerta.
Nazco en el ápice de tu órgano
que me transita los labios
queriendo encontrar el camino.

Los succionas  dentro de ti;
te abrazas a ellos para estudiar meticulosamente cada borde,
los halas, los muerdes, los chupas, los mojas.
Y para entonces sabes que me he rendido,
ya soy una casa que necesita ser habitada.
Y tú, el huésped suicida
que busca siempre morir en mí.

Tu lengua baja como una cascada
que se rompe entre dos rocas,
las envuelves en tus manos,
para que no se ablanden,
la empuñas, las dibujas, las hundes,
eres el sediento que se sacia en mi seno.

Sigues cayendo cuesta abajo.
Exploras mi abdomen blando y montañoso
con tus dientes afilados de deseos
lo arañas, lo acaricias, lo escarbas.
Yo te digo
¡Ven! Entra y habítame.
Siente mi carne blanda,
lléname el vacío.
Y tú te ciñes a mis piernas
y te internas en tu hogar.
Colmas mi útero de sublimidad.
Entras y sales  para morir de a poco,
te meces  para que la casa sea derribada.

Eres el navegante, el huésped moribundo.
Me anclo a tu nuca para morir contigo.
Y ambos sin palabras
cantamos la sonata de invierno,
y morimos entre cuatro brazos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario